3/12/06

Patatas a la Importancia

Maridaje musical: The heart remains a child (Everything but the girl)


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Érase una vez un niña de nueve años que dejó su casa y su familia en un pueblecillo de las Tierras Altas de Soria para ir a servir a unas amas en Arnedo. Esto no es un cuento, pero las amas eran igualmente malajes y tacañas, como las de Cenicienta. En fin... El caso es que esa niña, mi tía Juana, vivió y trabajó para ellas hasta que se casó a finales de los años cuarenta. Desde entonces circula en mi familia esta receta (que es típica de Castilla y León), pero que en nuestro tuper lleva el sello inconfundible de la cocina de mi tía. Es curioso cómo algunas recetas se asocian estrechamente a determinadas personas. Son espejillos mágicos que reflejan su esencia de forma más precisa que cualquier descripción o fotografía. Mi tía es como estas patatas: una persona sencilla, de la tierra, con pocos adornos, de carácter contundente y rotundo, que te nutre y te enriquece con su sola presencia, con una piel gruesa propia de una mujer que se ha hecho a sí misma en un contexto histórico difícil, pero con un corazón blanco y tierno por dentro. Su "importancia" en la familia está también fuera de toda duda...su amenazadora zapatilla "antianorexia" fue un ingrediente esencial a la hora de la comida en la infancia de muchos de sus miembros.

INGREDIENTES
Patatas
Huevos
Harina
Ajo (un par de dientes de ajos)
Perejil
Laurel
Sal
Pimienta negra en polvo

ELABORACIÓN
Se pelan la patatas, se lavan y se cortan en rodajas de medio centrímetro de espesor apróximadamente. Se sazonan, se pasan por harina y huevo (batido) y se fríen ligeramente hasta que cuaje el huevo. Se colocan en una cazuela, con la hoja de laurel, un par de cucharadas o tres del propia aceite de freírlas y se cubren de agua. Se cuecen a fuego rápido. Se va rectificando el agua hasta que estén cocidas. Cuando están ya tiernas, se les añade un majado de ajo y perejil. Se rectifican de sal y se les da un último hervor. No deben quedar secas, sino jugosas, con algo de caldo. Se les espovorea un poco de pimienta y se sirven.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Toda la vida hemos llamado en casa "patatas rebozadas" a lo que el resto del mundo denomina "patatas a la importancia". Modestos que somos :-) Desde luego que al niño que fui no hacía falta amenazarle con la zapatilla para que se las comiera...

Anónimo dijo...

Sin embargo yo de niña las odiaba a muerte mortal. Ahora estoy en proceso de hacer las paces con ellas. Mi mami las ponía también un poco de jamón serrano picadito,picadito.
Esta semana las hago, ala.

El post homenaje a tu tía es precioso.

Anónimo dijo...

Una de las mejores comidas de las que he disfrutado en esta vida, eso si mi mama la verdad es que las hace muy muy buenas, las de la tia aurora todavía no he tenido el gusto de provarlas, como supongo que la receta vendrá del mismo sitio estaran igual de esquisitas, pero de todas maneras primas a ver si me invitais a probarlas un dia

Anónimo dijo...

Joder que de faltas de ortografia, esto de que no tenga corrector ortografico me mata y mas teniendo dos primas profesoras, disculpas por mi ortografia, espero que mi simpatia lo compense.
Un saludo

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